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Arca Análisis Económico

De los horizontes de inversión


Para las personas naturales las revisiones de estrategias de inversión luego de una gran corrección de los mercados financieros obliga a tomar en cuenta las características individuales de los inversionistas como es de esperarse.


En el caso de las personas menores de 55 años, una corrección de precios no es más que un bache de los muchos que encontrarán en su camino hacia el retiro, sí es que tales recursos están destinados a tal fin.


En el caso de los mayores de 55 años, el horizonte de inversión es particularmente relevante, ya que los cambios que vivirá la economía mundial generarán altos niveles de volatilidad de precios, y al no ser esta una transición de corta duración, buena parte del tiempo que les queda para invertir se consumirá en un entorno de bajos retornos esperados.


 

Cada vez que sucede una abrupta caída de un mercado accionario como la sufrida en el estadounidense durante el mes de abril de 2022 y el comienzo de mayo, es natural que tanto los inversionistas corporativos como los individuales comiencen a cuestionar sus estrategias de inversión y a evaluar en qué medida sus metas financieras son cumplibles en un nuevo contexto económico.


En todos los casos las respuestas de los agentes económicos estará muy condicionada por sus horizontes de inversión, es decir, el tiempo en cual planean mantener en ejecución una estrategia. Para los inversionistas institucionales, dichos horizontes tienden a ser fijos, y los grandes movimientos de mercado son utilizados para rebalancear los portafolios, tomando pérdidas para reducir el pago de impuestos, o vendiendo títulos muy líquidos para responder a requerimientos inesperados de retiros de fondos o coberturas de colaterales.


Un inversionista institucional diseña un portafolio de inversión teniendo en mente un colectivo en el cual sus integrantes pueden tener diferencias socio demográficas entre sí. Por ejemplo, un fondo de pensiones invierte por igual para jóvenes y viejos, aunque es importante recordar que cada más vez aparecen vehículos de inversión para grupos etarios específicos, los que se conocen con el nombre de target funds.


Para las personas naturales las revisiones de estrategias de inversión luego de una gran corrección de los mercados financieros obliga a tomar en cuenta las características individuales de los inversionistas como es de esperarse.


En el caso de las personas menores de 55 años, una corrección de precios no es más que un bache de los muchos que encontrarán en su camino hacia el retiro, sí es que tales recursos están destinados a tal fin.


En el caso de los mayores de 55 años, el horizonte de inversión es particularmente relevante, ya que los cambios que vivirá la economía mundial generarán altos niveles de volatilidad de precios, y al no ser esta una transición de corta duración, buena parte del tiempo que les queda para invertir se consumirá en un entorno de bajos retornos esperados.


En este momento está sucediendo un importante cambio en el paradigma económico que gobernó a EE.UU. desde la Gran Crisis Financiera del 2007-2009. El paradigma emergente postula que la oferta de bienes y servicios ha sufrido grandes daños debido a disrupciones en la cadena de suministros y un mercado laboral muy restrictitivo donde la demanda de los productos de la economía ha estado sobre estimulada. Para evitar que la inflación se vuelva endémica, la Reserva Federal debe subir las tasas de interés y reducir su tenencia de títulos del tesoro y papeles hipotecarios.


La subida de las tasas de interés reduce el precio de bonos, acciones y viviendas. Quienes están más cerca del retiro tienen que manejar cuidadosamente la venta de títulos para fondear sus necesidades, pues podrían tener que vender antes de que los precios de las acciones se recuperen.


En el caso de las tasas de interés se producen efectos encontrados ya que los títulos en cartera pierden valor con las subidas de las tasas, pero las nuevas inversiones pagan rendimientos mayores.


El telón inflacionario de este contexto económico eleva el costo de los alimentos, transporte, salud y afines, dejando obsoletas las estimaciones de los gastos de retiro hechas previamente.


Es poco lo que los mayores de 55 años pueden hacer en este contexto para protegerse de la caída de los precios y retornos de los activos financiero. El tema es aún más complejo para aquellos que desde el tercer mundo invierten en EE.UU., ya que además deben lidiar con la componente inflacionaria en moneda local que se retroalimenta también de la inflación estadounidense.


Las recomendaciones típicas en las caídas generalizadas de los mercados financieros siguen más vigentes que nunca: no vender títulos financieros mientras el mercado no muestra signos de detener su caída, redefinir expectativas de fechas de retiro y niveles de gastos y sobre todo no hacer inversiones especulativas para tratar de mitigar pérdidas.

Sin ánimos de ser pesimista es inevitable recordar aquel verso del gran Rubén Darío que dice: “Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!. Cuando quiero llorar no lloro… y a veces lloro sin querer”.

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