Aunque aún falta año y medio para las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2020, ya los mercados financieros de ese país están empezando a sentir su efecto.
Los demócratas todavía no han escogido quien les representará en la contienda electoral, pero ya los precandidatos (as) comienzan a tratar de evitar que Donald Trump, el candidato más probable de los republicanos, no les tome la delantera y se apropie de los más jugosos temas electorales.
El primero estos temas, es el de vender un modelo de crecimiento sostenible de largo plazo para el país, que sea lo suficientemente sólido para enfrentar al capitalismo de estado chino, cuyos planteamientos se recogen claramente en el plan Made in China 2025, que presenta un estado dispuesto a financiar los sectores de mayor potencial generador de innovación con el objeto de no sólo crear valor para los propietarios de las empresas sino también para los empleados, promoviendo la formación de una fuerza laboral más educada, más competitiva internacionalmente y en consecuencia mejor remunerada.
Para la precandidata demócrata, Elizabeth Warren, el capitalismo estadounidense que se apoya en una clase empresarial, centrada en sí misma, que usa grandes niveles de endeudamiento para recomprar acciones y para adquirir las empresas de sus competidores, debe ser sustituido por otra de capitalismo que se preocupe más de la innovación y del fortalecimiento de las capacidades del sector laboral. Para la Sra. Warren el modelo capitalista alemán, que promueve la congestión empresarial entre patronos y obreros es un referente a seguir.
En esta nueva visión capitalista, el estado debería financiar investigación básica, que usarían las empresas del país, dentro del país, y que generarían trabajos bien remunerados para empleados estadounidenses. Esta visión es compartida por otros precandidatos demócratas e inclusive por el republicano Marco Rubio.
En un contexto político donde un nuevo tipo de capitalismo comienza a ser discutido, una ola nacionalista, de la que el Presidente Trump es un claro representante, pone en peligro las aspiraciones de políticos que en el pasado reciente han apoyado agendas que beneficiaron acuerdos comerciales con China o México, como es el caso del ex Vicepresidente Joe Biden.
Adicionalmente empresas, que cumplan la descripción de “egoístas”, “oportunistas” en el uso del apalancamiento financiero , el aprovechamiento de los beneficios fiscales, la extracción de subsidios del estado o en el uso de su poder “monopólico” , para fijar precios exagerados, tal como son percibidas las grandes empresas tecnológicas, los bancos, los proveedores privados de servicios de salud y las farmacéuticas, se verán envueltas en la contienda electoral, cuando además de los candidatos presidenciales, los congresistas que buscan elegirse ofrezcan enfrentarlas como parte de sus agendas electorales.
Las empresas tecnológicas Alphabet, Amazon, Facebook Apple sufrieron en conjunto una caída en su capitalización de mercado del orden de 130 millardos de dólares el pasado lunes 10 de junio de 2019, gracias a los primeros anuncios de que podrían ser investigadas por comportamientos monopólicos, y por el uso inapropiado de información que recaudan de sus clientes.
Dado que la contienda electoral estadounidense llegó más temprano que nunca a los mercados financieros internacionales quedan dos preguntas que dejamos para próximas entregas: ¿Cuál será el impacto neto de la campaña el precios de los títulos financieros?, ¿Qué hará la Reserva Federal frente a estos nuevos vientos de cambio?
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