La Reserva Federal se prepara para reducir su balance general en los próximos años, dando fin a uno de los experimentos macroeconómicos más importantes de la historia contemporánea. El impacto de esta medida sobre los mercados financieros es impredecible y sin duda alguna será una de las grandes fuentes de incertidumbre a mediano plazo.
Hemos hablado en múltiples ocasiones en esta columna sobre el experimento económico que la Reserva Federal (FED) realizó en la última década al inyectar una enorme cantidad de liquidez en la economía estadounidense, en un principio para paliar los efectos recesivos de la Gran Crisis Financiera del 2007-2009, y en una segunda ronda para darle frente a la pandemia del COVID a partir de marzo de 2020. Pero como dicen Hector Lavoe y Willy Colón, en su conocida canción, todo tiene su final, nada dura para siempre.
En el caso de la FED, el final está compuesto por tres grandes hitos, a saber: la finalización del programa de compra de títulos de renta fija que esta institución ha mantenido durante años, la subida de la Tasa Interbancaria Federal (Federal Fund Rate) y la reducción de su balance general.
El programa de compra de títulos de renta fija terminará en marzo de 2022, y en opinión de muchos expertos a partir de ese momento la FED comenzará a subir la tasa interbancaria. Ambas medidas contribuyen a aumentar el costo del dinero con el objeto de ayudar a moderar el brote inflacionario del último año. Pero para poder retirar de la economía la liquidez creada para enfrentar las crisis ya mencionadas, es necesario reducir el balance de FED, el cual multiplicó su tamaño casi 10 veces, al pasar de 900 millardos de dólares en el mes de julio del 2008 a 8,7 billones de dólares en enero de 2022.
El proceso de contracción de dicho balance seria el séptimo en los últimos cien años, y existen grandes interrogantes sobre su impacto en el rendimiento de las acciones, los bonos corporativos y los títulos del Tesoro.
Cuando la FED decide no renovar un título del tesoro que se vence, el Departamento del Tesoro de los EE.UU. sigue teniendo la necesidad de financiar sus operaciones, por lo que para pagarle a la FED se ve en la obligación de volver a emitir títulos financieros, que serán adquiridos por un inversionista privado que los paga en efectivo.
La FED retira de circulación el dinero recibido del Departamento del Tesoro reduciendo simultáneamente un activo (el instrumento financiero que no renovó) y un pasivo (el dinero impreso anteriormente para comprar dicho instrumento), y en consecuencia el tamaño de su balance. Pero, ¿Qué impacto tiene esta operación en los mercados financieros?
Cuando la FED compra bonos, reduce la oferta de títulos disponibles para el resto de los inversionistas, que tendrán que pagar precios más altos por los papeles escasos, esto se traduce en tasas de interés más bajas. Por el contrario, cuando la FED deja de participar en el mercado de bonos, debido a su intención de reducir su balance, aumenta la oferta de papeles disponibles para el resto de los actores económicos, quienes pagarán precios más bajos por tales instrumentos, lo que implica una subida de las tasas de interés en el horizonte de vencimiento de tales bonos.
La pregunta es entonces: ¿de qué tamaño será la reducción del balance que la FED desea lograr? La respuesta nadie la conoce. En ocasiones anteriores, los mercados financieros se anticiparon a tal movimiento, subiendo las de interés, de manera que cuando la FED efectivamente dejó de comprar bonos, las tasas ya estaban cerca de alcanzar sus valores máximos dentro del ciclo económico. En ese momento, comprar bonos era la estrategia ganadora.
Aquellos inversionistas que quieren comprar bonos en el punto de las máximas tasas de interés, tienden a vender activos riesgosos, acciones y bonos corporativos, para levantar fondos, lo que hace que los precios de tales instrumentos caigan. Esta recomposición de portafolios podría ser el evento de mayor importancia para los mercados financieros producto de la reducción del balance de la FED. Debido a este efecto de liquidez, los activos riesgosos podrían sufrir más que los papeles del tesoro.
El evento de cierre del experimento de inyección de liquidez que comenzó la FED a principios de la década pasada está llegando a su final. Sospechamos que los macroeconomistas tendrán material de estudio para unas cuantas décadas.
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