La década de los ochenta del siglo pasado fue el momento de gloria de Japón en el ámbito de la literatura gerencial. Las escuelas de negocios dedicaron muchas horas de clases y mucha investigación para mostrar como una cultura solidaria y con novedosos mecanismos de diseminación de información tenía mucho que enseñar a sus homólogos occidentales. Por supuesto que no faltaba quien pronosticara que era cuestión de un par de décadas para que esta fuese la economía número uno del mundo. La profecía no se cumplió.