La experiencia sufrida por Ben Bernanke, el anterior presidente de la Reserva Federal (FED) en mayo de 2013, cuando anunció el comienzo del final del Quantitative Easing (QE) (programa de inyección de liquidez en la economía estadounidense a través de la compra de treasuries) generando una ola de pánico en los mercados financieros conocida como Taper Trantum, se ha quedado grabada en el subconsciente de los directores de los bancos centrales del mundo desarrollado.