El impacto de la pandemia en los mercados financieros internacionales puede ser entendido a partir de dos preguntas principales: ¿Cómo se financiaran los planes de asistencias para la atención de la crisis del COVID-19 que los gobiernos de los países desarrollados empiezan a implantar? y ¿qué oportunidades de negocios ha develado dicha pandemia?
En la columna anterior revisamos algunas iniciativas de la Unión Europa para cubrir incrementos del gasto público para atender la crisis del COVID-19. En esta oportunidad revisaremos algunas oportunidades de negocios en el sector de la salud que se han hecho evidentes a raíz de la pandemia.
En el caso de EE.UU. ha quedado en evidencia, una vez más, que su sistema de salud está lejos de ofrecer a la población el nivel de cobertura de sus homólogos de los países desarrollados. Y que para hacer dicha cobertura posible es necesario abaratar los costos de atención de los ciudadanos. Adicionalmente, en el interés de acelerar la obtención de tratamientos y vacunas para el virus, se han hecho importantes reflexiones sobre el funcionamiento de los protocolos que permiten lograr la aprobación de las innovaciones medicas sin poner en riesgo la salud de los pacientes.
Atender a los pacientes con COVID-19, creó la disyuntiva de tener que poner de lado el cuidado de otros enfermos, en particular los que sufren enfermedades crónicas, de allí que algunas empresas comenzaron a generar soluciones online que abarcan desde las visitas de los representantes de ventas a los médicos y otros actores encargados de la selección y compra de medicamentos, hasta la sustitución de las consultas médicas presenciales por las consultas en internet.
La disminución de interacciones presenciales entre galenos, pacientes y asesores ayuda a aumentar el número de pacientes atendidos por los profesionales de la medicina, por lo que se abre el compás para que las empresas de seguro obtengan un mayor volumen de servicios por el mismo precio. Así mismo, se abre la posibilidad para que otras empresas entren en el juego ofreciendo servicios de laboratorio a domicilio, sesiones de terapias y cuidados básicos, que hoy en día ofrecen los hospitales a mayores precios debido a la falta de competencia.
Las compañías farmacéuticas están encontrando que medicamentos desarrollados para atender otras afecciones pueden ser adaptados para la atención de los enfermos del COVID-19, lo que indudablemente mejora la proposición de valor de estas compañías. Es de esperarse, un efecto cruzado en el que procedimientos y medicamentos desarrollados para la atención de virus sean extendidos a el tratamiento de atenciones cardiacas, renales y pulmonares. Las manipulaciones genéticas que se realizan sobre las proteínas que componen el COVID-19 revelarán mecanismos de múltiples usos en la industria farmacéutica.
Una vez encontrada la o las vacunas, la masificación de su producción abrirá oportunidades a empresas farmacéuticas, en la cuales los grandes laboratorios tercerizan parte de su producción. Lo mismo sucederá para los productores de jeringas , tests para diagnosticar la presencia de la enfermedad y otros implementos usados en los planes de vacunación masiva.
Se están produciendo transformaciones en la manera en que inversionistas profesionales conceptualizan su participación en el financiamiento de actividades de investigación y desarrollo. Por un lado, estos fondos empiezan a identificar el tamaño del mercado de medicinas y aplicaciones que se desarrollara gracias a los avances médicos que se producirán en la pandemia.
Por otro lado, la presencia de nuevas fuentes de financiamiento y la formación de alianzas entre los inversionistas, las farmacéuticas y otras empresas productoras de tecnologías médicas, generarán sinergias que permitirán ejecutar en menor tiempo muchos de los ensayos requeridos para desarrollar nuevos medicamentos, tratamientos y equipos especializados usados en este sector de actividad.
Una mayor presencia de inversionistas institucionales en las fases iniciales de estos desarrollos permite que estos actores sirvan de vehículo para la transmisión de información y prácticas gerenciales a las cuales las pequeñas empresas productoras de tecnología no tienen acceso directo por un problema de escala.
Las alianzas ya mencionadas también ponen presión sobre los organismos reguladores para revisar los protocolos de aprobación de medicamentos, pudiendo lograrse minimizar algunos tiempos de esperar o liberalizar la aprobación del uso de tratamientos experimentales en casos de extrema urgencia.
Como siempre los pequeños inversionistas limitan sus posibilidades de participación a empresas que ya cotizan en bolsa, bien sea a través de inversiones en títulos individuales o a través de ETFs y fondos mutuales especializados en una amplia gama temática que abarca desde la producción de medicamentos a la prestación de atención cotidiana a pacientes crónicos. Los fondos de capital privado tomaran buena parte del negocio simplemente porque tienen la capacidad de acercarse antes que nadie a quienes en este momento desarrollan el conocimiento que dará forma al sector salud de la próxima década.
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