Resumen
Los departamentos de investigación de los bancos de inversión han ajustado la producción de información para responder a las necesidades de sus clientes corporativos. En lugar de ocuparse principalmente de generar reportes de entorno económico, análisis individuales de empresas y tips de inversión en renta fija y variable, con la aparición de grupos de trabajo que usan grandes volúmenes de datos para identificar tendencias de muy corto plazo (frequent traders) o aquellos que incorporan el análisis de textos para medir sentimientos de mercados a partir de la presencia de palabras clave, el mundo de la investigación se ha ampliado para incorporar la venta de datos que requieren de un mínimo procesamiento, que posteriormente correrá por cuenta de los clientes.
Durante muchos años los clientes corporativos y las personas adineradas veían la investigación generada por sus bancos de inversión como un beneficio adicional, que formaba parte indivisible de un paquete de múltiples servicios, que muchos percibían como costosos.
La crisis financiera del 2009, aunada a cambios regulatorios y tecnológicos obligaron a los bancos de inversión a comenzar a hacer algo impensable veinte años atrás: desglosar la composición de sus comisiones de servicio.
La entrada en vigencia del Mifid II, que es el marco regulatorio para la industria de servicios financieros en la Unión Europea, obliga a los gerentes de portafolios de inversión a pagar directamente por la investigación que consultan, en lugar de hacerlo implícitamente a través del volumen de transacciones que canalizan con cada uno de los bancos de inversión con que trabajan, como lo venían haciendo durante años.
La adopción de esta práctica de remuneración en Europa, obligó a la banca internacional a extenderla más allá del área de cobertura del Mifid II, por lo que banqueros y clientes se vieron por primera vez obligados a pensar cual era la utilidad de estos servicios de investigación en sus contextos de negocios individuales.
Cuando la investigación comenzó a facturarse explícitamente, se volvió un elemento más de negociación entre banqueros y clientes y por supuesto no han faltado bancos de inversión que la suministran sin costo alguno para ganar el favor de nuevos clientes y fidelizar aún más los existentes.
Los clientes corporativos a su vez comenzaron revaluar el uso de sus servicios informativos tratando de ajustarlos mejor a sus requerimientos. Por lo que los departamentos de investigación también han tenido que focalizarse en estas nuevas demandas. En lugar de ocuparse principalmente de generar reportes de entorno económico, análisis individuales de empresas y tips de inversión en renta fija y variable, con la aparición de grupos de trabajo que usan grandes volúmenes de datos para identificar tendencias de muy corto plazo (frequent traders) o aquellos que incorporan el análisis de textos para medir sentimientos de mercados a partir de la presencia de palabras clave, el mundo de la investigación se ha ampliado para incorporar la venta de datos que requieren de un mínimo procesamiento, que posteriormente correrá por cuenta de los clientes.
El área de investigación de la banca de inversión ha pasado de ser un centro de costo a uno de beneficios, tal como sucedió al área de tesorería corporativa cuando se crearon los mercados de dinero a muy corto plazo en los años ochenta del siglo pasado. La venta de datos hoy en día no se limita a aquellos generados en el mundo financiero convencional, es decir precios, volúmenes de transacciones o los extraídos de los estados financieros, piezas no convencionales como patrones climáticos o el tráfico alrededor de los centros comerciales también son utilizados por la inteligencia artificial para anticipar la fortaleza de la economía.
Parece ser que los clientes quieren más datos y menos análisis, dándose la oportunidad de procesar ellos mismos la información. Por supuestos que los formatos tradicionales para diseminar conocimiento también están evolucionando tratando de que los clientes lean menos reportes y ven más videos, conferencias, y podcast.
Sin embargo, hay algo que permanecerá constante en el mundo de la generación de información económica y es el anhelo de todo analista: ser el primero en encontrar la nueva tendencia de los mercados, siempre envuelta por un manto de datos.