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  • Arca Análisis Económico

El peligro de diferir


La Reserva Federal (FED) ha estado preparando a los mercados financieros para ejecutar dos movimientos tácticos que responderán al brote inflacionario vivido en EE.UU. en el último año. Para nadie es un secreto que el Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés) de dicha institución, aumentará la tasa interbancaria en su reunión del 15-16 de marzo de 2022 y que a finales del mismo mes acabará con su programa de compra de títulos de renta fija, comenzando así el largo camino de contracción de su balance general.


Dado que en la narrativa de la FED ya se reconoce el hecho de que la inflación observada en los últimos meses no es el fenómeno temporal que se atenuaría una vez resueltos los cuellos de botella en las cadenas de suministro que deberían suceder en un mundo postcovid, la gran preocupación de los actores económicos es la de conocer cuál será el plan que el banco central estadounidense tiene para evitar que el fenómeno inflacionario se salga de su control.


A finales de la semana comercial terminada el 11/02/2022, los mercados a futuros sobre tasas de interés predecían una primera subida de la tasa interbancaria del orden de 50 puntos básicos (1 por ciento son 100 puntos básicos), la cual podría ser la primera de una serie de hasta 7 incrementos en lo que resta del 2022 según estiman los analistas de Goldman Sachs.

Muchos actores económicos sienten una gran incomodidad por el hecho de que aunque la FED reconoce que la inflación ha comenzado a ser un problema, difiera hasta marzo de 2022 la implantación de acciones concretas para intentar controlarla.


Diferir ajustes económicos, al preferir acciones graduales a movimientos rápidos y dolorosos, puede conducir a tomar posteriormente medidas mucho más duras. Este comportamiento refuerza las percepciones de que la economía global y los mercados financieros tendrán que ajustarse para digerir tasas de interés más altas y mayores precios de bienes y servicios.


Cuando la inflación se enquista en las percepciones de los actores económicos, las subidas de precio no solo responden a los rezagos sufridos en los ingresos de las empresas sino también a compensaciones anticipadas de subidas de costos y gastos.


Estas futuras acciones de la FED pueden tener el efecto pernicioso de crear la percepción de que los schocks que se producen en el corto plazo por la intervención de los bancos centrales son el anuncio de situaciones que se mantendrán por largo tiempo, lo que refuerza el aumento de precios y la reducción del empleo.

Tampoco podemos olvidar que en ese lenguaje de los abanicos al que juegan la FED y los actores económicos, el hecho de aceptar que se tomarán medidas próximamente que afecten el nivel de las tasas de interés y la oferta de dinero barato, ya es suficiente como para que estos actores tomen acciones que les ayuden a protegerse de los eventos que anticipan y en ese accionar comienzan a articular algunos de los ajustes que la economía requiere.


Probablemente estos ajustes anticipados no serán suficientes pero pudieran ayudar a que las futuras intervenciones de la FED fuesen menos astringentes.


Lamentablemente, la receta más efectiva aplicada en las economías desarrolladas para combatir la inflación es generar una recesión, que siempre comienza con una subida de las tasas de interés.


En los próximos meses sabremos si la FED y El Banco Central Europeo fueron prudentes, o simplemente lentos en lograr el conceso dentro de sus organizaciones para tomar una medicina amarga.

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