La evidencia acumulada en las últimas cuatro décadas demuestra que los inversionistas tienden a sobrestimar las primas de riesgos que deben cargar en los papeles a tres meses que se emitirán en los próximos años, razón por la cual desde 1979 las notas del tesoro a 10 años han rendido consistentemente más que la estrategia de comprar títulos a tres meses y renovarlos por los siguientes 39 trimestres.
A un inversionista viviendo en un mundo donde la información fluyese sin problemas, le daría lo mismo comprar un título del tesoro estadounidense con vencimiento a 10 años o títulos a tres meses del mismo emisor durante cuarenta trimestres consecutivos.
Sin embargo, la evidencia acumulada en las últimas cuatro décadas muestra que los inversionistas tienden a sobrestimar las primas de riesgos que deben cargar en los papeles a tres meses que se emitirán en los próximos años, razón por la cual desde 1979 las notas del tesoro a 10 años han rendido consistentemente más que la estrategia de comprar títulos a tres meses y renovarlos por los siguientes 39 trimestres.
Esta curiosidad matemática explica porque el gobierno estadounidense no emite un mayor volumen de deuda a largo plazo ahora que las tasas de interés están bajas, y también arroja alguna luz sobre como aun en escenarios de bajas tasas de interés, los inversionistas pueden mejorar sus rendimientos simplemente aumentando el plazo de sus inversiones en esta familia de instrumentos de renta fija.
El diferencial de retornos entre las estrategias descritas en los párrafos anteriores ha cambiado con el paso del tiempo, llegando a ser del orden de 800 puntos básicos (8 por ciento) a principio de la década de los 80 del siglo pasado, un periodo reconocido como de muy alta inflación. En líneas generales, se puede decir que hasta el año 2011, última fecha en que estos cálculos se pueden realizar, el diferencial de retornos ha oscilado entre 200 y 400 puntos básicos (2 por ciento - 4 por ciento).
¿Qué podemos esperar de este diferencial de retornos en los próximos años?
Considerando que para el momento en que se escribe esta columna los rendimientos de los treasuries con vencimientos a 10, 20 y 30 años son 0,7 por ciento, 1,2 por ciento y 1,4 por ciento respectivamente, el diferencial de retornos debería reducirse considerablemente a menos que la Reserva Federal permita la existencia de tasas de interés negativas en la porción corta de la curva de rendimiento (los retornos de los títulos del tesoro emitidos a menos de tres años) lo que es un evento poco probable.
Cuando las tasas son muy bajas, se reduce el costo de oportunidad de poseer activos que no generan intereses como es el caso del efectivo o el oro. No es de extrañar entonces que el precio de este metal haya subido en los últimos meses a niveles de 1800 dólares/onza, valor muy cercano al máximo histórico de 1.911 dólares/onza alcanzado en agosto de 2011.
Mientras los treasuries de vencimientos inferiores a un año se mantengan en los niveles de retorno actuales que son muy cercanos a cero, por buena parte de esta década, supuesto bastante razonable, comprar una nota del tesoro a 10 años rentando 0,7 por ciento tiene sentido.
Este diferencial de retorno entre títulos de corto y largo plazo es mayor aun, sí tomamos el rendimiento de un treasury con vencimiento a 20 años y lo comparamos con el de una secuencia de renovaciones de papeles de corto plazo por el mismo periodo, debido al efecto de la mayor prima de riesgo producto de una mayor incertidumbre sobre la evolución de las tasas de interés en un periodo más largo. Lo que nos recuerda que jugando con la duración de los instrumentos de renta fija, los inversionistas pueden mejorar sus rendimientos aun en un mundo de tasas bajas.
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