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Arca Análisis Económico

La falacia de la diversificación bursátil


En la actualidad las 10 empresas de mayor peso dentro del S&P 500, que son en su mayoría tecnológicas, representan un tercio de su capitalización. Esta concentración sectorial es aún mayor que la alcanzada durante la burbuja de las puntocom del año 2000.


El dominio del sector tecnológico deja los inversionistas muy expuestos al riesgo de cualquiera de las empresas que lo componen tenga un gran revés que impacte negativamente al mercado como un todo.


Un anuncio de incremento de la competencia emitido por la empresa Metaverse (antigua Facebook) causó una caída del precio de la acción del orden de 26 por ciento, y la mayor baja en un día del mercado accionario estadounidense en más de un año.


Con la popularización de los ETFs, buena parte de los inversionistas tienen en sus portafolios de inversión estos instrumentos financieros que tienden a replicar carteras de acciones, donde el peso de sus componentes es proporcional tamaño de las empresas en las que invierten. A mayor tamaño mayor es la exposición del inversionista.


Lamentablemente, este riesgo de la excesiva exposición sectorial pasa desapercibido, pues un inversionista promedio pensaría que si el S&P 500 fue diseñado para copiar el comportamiento del mercado financiero en su conjunto, entonces ¿a qué mayor diversificación podría aspirarse?


Podría pensarse que un antídoto a la concentración sectorial podría ser el reducir la exposición a aquellos ETFs que replican los índices bursátil e intentar comprar participaciones en los fondos activamente manejados, es decir aquellos en los cuales los inversionistas apuestan a la experticia que dicen tener los gerentes profesionales para distinguir los títulos financieros sobrevaluados de los que no lo están. Los resultados no podrían ser más desalentadores.


Diez de los principales fondos mutuales, que ejecutan estrategias activas y manejan cerca de 1,53 billones de dólares, y entre los cuales encontramos a Capital’s Growth Fund of America (291 millardos en activos) , Capital’s Europacific Growth Fund (186 millardos en activos) y Fidelity’s Contrafund (136 millardos en activos), tuvieron rendimientos que oscilan entre -12 y -4 por ciento en el periodo comprendido entre el 2/01/2022 - 3/02/2022.


El problema subyacente es que en la industria de fondos de inversión hay una gran propensión a copiar las estrategias de los líderes, por lo que cuando un sector se pone de moda todo el mundo tiende a comprar las mismas compañías que a su vez también están incluidas en los fondos indizados. Sí un inversionista no se fija en este detalle y posee un portafolios con varios ETfs y fondos manejados activamente podría terminar poseyendo acciones de Metaverse o Apple simultáneamente a través de varios vehículos de inversión, exacerbándose la concentración de riesgo sectorial.


La sobre concentración en algunos sectores económicos no solo se presenta en EE.UU., en un fenómeno común en mercados emergentes donde la oferta de acciones que cotizan en bolsa tiende a ser reducida en relación al total de compañías existentes.


En el S&P China 500, al 31 de enero de 2022, cuatro de los 11 sectores de actividad en que se dividía el mercado representaban el 56,9 por ciento de su capitalización total. Donde la mayor concentración se repartía entre: Finanzas (16 por ciento), Consumo Discrecional (14,8 por ciento), Industrial (13,1 por ciento) y IT (13 por ciento).


La concentración bursátil en pocos sectores de actividad es el resultado de muchos factores simultáneamente entre los que se cuenta el desarrollo de los mercados de capitales nacionales, el grado de concentración de la propiedad en los distintos sectores de actividad, el marco regulatorio que aplica a los inversionistas extranjeros y el papel del estado como capitalista.


En un mundo ideal todos los sectores de actividad económica deberían estar razonablemente representados en los mercados de acciones y renta fija y los inversionistas tendrían acceso a muchas empresas que no cotizan en bolsa a través de fondos de capital privado y por supuesto habría una enorme variedad de vehículos de inversión a través de los cuales comprar todos estos títulos financiero.


El mundo ideal no existe por múltiples razones. La manera más económica y practica de diversificar, es comprando los vehículos de oferta pública que ejecutan la estrategia requerida por los inversionistas. La premisa detrás de este razonamiento es que la oferta de títulos valores es abúndate y variada. Al final los portafolios de inversión son como las figuras construidas con las piezas de Lego, solo podemos dar forma a lo que las fichas permiten.

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