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  • Arca Análisis Económico

Madoff y Bankman-Fried: variaciones sobre un mismo tema.


Desde finales de noviembre de 2022, Sam Bankman-Fried y sus empresas relacionadas FXT, una plataforma de intercambio de criptomonedas, y Alameda una empresa de corretaje de criptoactivos, han acaparado la atención de la prensa especializada, en lo que parece ser un fraude de magnitudes mil millonarias.


Establecer un paralelismo entre este caso y el Esquema Ponzi ejecutado por Bernard Madoff durante casi 30 años, y que salió a la luz en diciembre de 2008, es una tentación inevitable. Ambos eventos tienen en común la personalidad carismática del líder de la empresa en problemas, la existencia de vacíos regulatorios que facilitaron el fraude y la ausencia de controles internos y de mecanismos de gobernanza que velaran por los intereses de terceros.

 

Todos los escándalos financieros se parecen entre sí, así como lo hacen las familias felices, según León Tolstoi. Desde finales de noviembre de 2022, Sam Bankman-Fried y sus empresas relacionadas FXT, una plataforma de intercambio de criptomonedas, y Alameda una empresa de corretaje de criptoactivos, han acaparado la atención de la prensa especializada, en lo que parece ser un fraude de magnitudes mil millonarias.


Establecer un paralelismo entre este caso y el Esquema Ponzi ejecutado por Bernard Madoff durante casi 30 años, y que salió a la luz en diciembre de 2008, es una tentación inevitable.


Uno de los primeros aspectos en común de ambas situaciones, es que estas fueron posibles gracias al carisma de sus protagonistas, el Sr. Madoff fue durante décadas un pilar de Wall Street, dueño de una empresa de corretaje líder del Nasdaq, y miembro de directorios de numerosas empresas con y sin fines de lucro. Por su parte, el joven Bankman-Fried, era considerado un wunderkind , un ser predestinado a transformar el criptomundo, y sobre todo un paladín del desarrollo de un robusto marco regulatorio para evitar el caos que finamente sus empresas causaron.


Estos rasgos carismáticos, permitieron a ambos actores evitar durante un tiempo el escrutinio de sus contrapartes y hasta de los mismos entes regulatorios. El Sr. Madoff captó cerca de 19 mil millones de dólares negándose a responder preguntas básicas de cómo funcionaba su estrategia de inversión. Por su parte, el Sr. Bankman-Fried recibió centenares de millones dólares de importantes fondos de capital privado, los cuales no hicieron las mínimas indagaciones sobre la estructura operativa de sus empresas, o de su gobierno corporativo.


¿Por qué inversionistas especializados son víctimas de estos fraudes?, la respuesta es muy simple: codicia. Los proveedores de fondos del Sr. Madoff recibían las mejores comisiones del mercado, y los inversionistas de capital de riesgo que participaban en las empresas de Bankman-Fried tenían el temor de no ser parte de los grandes negocios generados por las innovaciones que el joven empresario impulsaba.


El segundo rasgo en común es el de la existencia de vacíos regulatorios. El Sr. Madoff captó dinero de inversionistas de todo tipo a través de una entidad que no estaba registrada como un ente autorizado para dar asesorías de inversión. En el caso de Bankman-Fried, no existían claras regulaciones que impidieran mezclar operaciones entre empresas relacionadas como fue el caso de FTX y Alameda Research.


El tercer rasgo en común es la ausencia de controles internos. El Sr. Madoff había creado una estructura operativa con fines evidentemente delictivos. La empresa era auditada por unos auditores externo que no tenían otros clientes. Los estados financieros emitidos a sus clientes no cumplían con los estándares de la industria, y la confirmación de las órdenes de compra y venta que se efectuaban por cuenta de los clientes llegaban a sus manos con considerable retraso.


En el caso de FTX los sistemas contables no se compadecían con los una empresa de tal envergadura. Se movían grandes sumas de dinero con aprobaciones vía Whatsapp. Uno de los primeros problemas enfrentados por John J. Ray, el interventor a cargo del manejo de la quiebra de FTX, y previamente la de la desaparecida Enron, fue el reconstruir la contabilidad de la empresa. Bankman-Fried y sus colaboradores más cercanos eran un grupo con grandes habilidades técnicas y muy poco conocimiento del funcionamiento de empresas complejas, con aproximaciones infantiles a la toma de riesgo y a la rendición de cuentas.


No hay razones para pensar que FTX fue creada con propósitos fraudulentos, pero la evidencia anecdótica sugiere que sus fundadores-directores tenían severas limitaciones para instrumentar los sistemas de control que existen en el mundo financiero convencional.


En los bancos de inversión, que son lo más parecido a algunas de las empresas del mundo de las criptomonedas, existen mecanismos de control para que los administradores no muevan de manera inconsulta los fondos de sus clientes, estas prácticas son el resultado de décadas de experiencia en el ejercicio de funciones fiduciarias. Empresas como FTX no se han nutrido de tal experiencia.


Sam Bankman-Fried y sus colaboradores más cercanos usaban el dinero corporativo como si fuese propio, por lo que compraron inmuebles y se otorgaron préstamos a ellos mismos. También hicieron aportes a campañas políticas y usaron personas famosas para endosar sus productos, lo cual a priori no es delito, pero tales gastos y contribuciones están sujetos a regulaciones que probablemente esta empresa no estaba en capacidad de cumplir y hacer cumplir a sus asociados como es el caso de celebridades anunciando productos financieros sofisticados.


A diferencia Bernard Madoff que pasó años tratando de mantener a flote una quimera, Sam Bankman-Fried tenía muchos de los atributos requerido para impactar positivamente el mundo de los criptoactivos. Lamentablemente, la toma excesiva de riesgo y el descontrol interno tanto de FTX como su relacionada Alameda Research echaron a pique su proyecto.


Aunque no es medular en la comparación que estamos desarrollando, mucha gente se pregunta qué sucederá a los inversionistas y clientes en general, que se vieron afectados por la quiebra de FTX. De nuevo vale la pena buscar algunas respuestas en el caso Madoff. A finales del 2022, se había recuperado el 87 por ciento de los fondos apropiados, es decir cerca 14,5 miles de millones de dólares.


¿De dónde salió el dinero? De una extraordinaria gestión de cobro liderada por Irving H. Picard socio de la firma de abogados especializada en bancarrota BakerHostetler. El Sr. Picard contactó a todos aquellos que se habían beneficiado de los manejos de Bernard Madoff, grupo en que estaban incluidos sus parientes que aportaron un patrimonio de 800 millones dólares, los grandes intermediarios de fondos europeos que cobraban comisiones por traer clientes al grupo, que devolvieron alrededor de ocho mil millones de dólares, y J.P. Morgan cerca de 4 mil millones de dólares producto de una multa por no hacer seguimiento al origen y uso de los fondos que el Sr. Madoff depositó en sus cuentas corporativas en dicha institución.


Adicionalmente, varios miles de clientes tuvieron que devolver los beneficios que habían obtenido producto del fraude. Nadie puede beneficiarse de una estafa, aunque esta se haya realizado sin su participación.


Es prematuro saber cuánto del hueco de diez mil millones de dólares faltante en los balances de FXT serán recuperados. Esta corporación tiene importantes inversiones accionarias en empresas del sector de criptoactivos que cubrirán parte de esas pérdidas, además deben existir activos inmobiliarios y depósitos en criptomonedas en custodia de terceros que se irán identificando con el paso del tiempo.


Bernard Madoff recibió una condena de 150 años y falleció en prisión en abril de 2021. El juicio a Sam Bankman-Fried comenzará el 2 de octubre de 2023. A diferencia del caso Madoff, donde el resto de los indiciados eran empleados de menor rango que seguían instrucciones directas de dueño de empresa, en esta situación son accionistas y ejecutivos principales del grupo y de Alameda Research, algunos de los cuales están colaborando con las investigaciones con el objeto de recibir un trato benigno en sus juicios. A este caso le queda mucha tela por cortar y a los organismos reguladores mucho por aprender.

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