En las condiciones económicas actuales el portafolio 60% acciones - 40%bonos carece de sentido, por lo que los inversionistas tienen muy pocas opciones para desmarcarse del riesgo del mercado accionario. En esta columna se analizan otras posibilidades de inversión que pueden sustituir a los bonos.
En el mundo de la gerencia de inversiones hay una serie de portafolios de oferta pública que sirven de referencias, para contextualizar el rendimiento obtenido por la infinidad de estrategias de inversión que se ejecutan constantemente.
Portafolios que replican al S&P 500, al índice tecnológico NASDAQ o al mercado de bonos estadounidense de grado inversión, este último a través del muy conocido AGG index de Bloomberg y Barclays, son indicadores esenciales para una gran variedad de inversionistas.
Pero así como existen indicadores que reflejan el desempeño de una familia de activos financieros, como los mencionados anteriormente, también hay mezclas de activos cuyos rendimientos se reportan periódicamente, siempre con el interés de que los inversionistas puedan entender los costos y beneficios de sus portafolios individuales, al compararlos con otros portafolios considerados emblemáticos.
Sin lugar a duda el más famoso de los portafolios arquetipales es el conocido como 60% acciones-40%bonos. Es utilizado con mucha frecuencia para realizar cálculos actuariales o para medir el desempeño de grandes fondos como pueden ser los fondos soberanos o los fideicomisos de las grandes universidades estadounidenses.
No hay una regla única para escoger los títulos valores que constituyen el portafolio 60% acciones-40%bonos; sin embargo, la gran mayoría de los bancos de inversión prefieren hacerlo con combinaciones de ETFs que replican el S&P 500 y el AGG.
Esta mezcla de activos ha sido muy popular porque es sencilla de ejecutar, de bajos costos transaccionales y fácilmente monitoreable. Como estrategia de inversión, balancea la volatilidad y el mayor retorno esperado del mercado accionario con la estabilidad de ingresos y las menores fluctuaciones de precios de un grupo de bonos de grado inversión.
Hasta acá todo luce muy bien, pero con el bajo nivel de tasas de interés imperante desde la Gran Crisis Financiera del 2007-2009, es necesario revisar las premisas por las cuales el portafolio 60% acciones-40%bonos ganó tanta popularidad.
El principal propósito de combinar un portafolio de acciones con uno de bonos grado inversión es reducir la exposición de los inversionistas a los vaivenes del mercado accionario, pero en un contexto de tasas de interés extremadamente bajas, el rendimiento de los bonos se ha evaporado perdiéndose el principal atractivo de poseerlos.
En la medida en que las tasas de interés se acercan a cero, y la Reserva Federal no muestra una gran disposición a permitir un régimen de tasas negativas, las posibles ganancias de capital del portafolio de bonos son mínimas, debemos recordar que los precios de los bonos se mueven en sentido inverso a las tasas de interés.
En las condiciones económicas actuales el portafolio 60% acciones-40%bonos carece de sentido, por lo que los inversionistas tienen muy pocas opciones para desmarcarse del riesgo del mercado accionario.
Entre las opciones disponibles para sustituir a los bonos grado inversión en la cartera ya mencionada, está el colocar ese 40 por ciento en efectivo, con ultra mínimo rendimiento, pero sin la preocupación de perder dinero en un improbable contexto de alza de las tasas de interés. Por supuesto, las coberturas de los fondos de garantías de depósitos dejan de ser triviales, sí esta es la decisión tomada.
Los bonos podrían ser sustituidos por oro, el más clásico de los activos usado como vehículo de protección frente a vaivenes sistémicos. A través de fondos mutuales e ETFs se puede poseer el metal de forma muy económica.
Los más sofisticados podrían comprar opciones PUT sobre el S&P 500, lo que los protegería de caídas del mercado accionario tomando el costo del pago de la prima para adquirir dicho PUT.
Lamentablemente los beneficios del portafolio 60% acciones-40%bonos no estarán a la disposición de esta generación de accionistas, hasta que las tasas de interés de las economías desarrolladas comiencen a subir nuevamente en un futuro muy lejano, digno de la saga de Guerra de las Galaxias.
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