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  • Arca Análisis Económico

¿Se puede comprar la inclusión en el S&P 500?


Las corporaciones estadounidenses tienen gran interés en ser incluidas en el selecto club del S&P 500 debido al prestigio que adquieren y a la reducción de costos de financiamiento asociados a esta distinción. Los profesores Li, Liu y Wei sostienen que el proceso de inclusión de nuevos miembros en dicho índice se hace a través de un procedimiento que es mucho más subjetivo que lo que comúnmente se piensa.


Los autores muestran, a partir de información pública, que las empresas que aspiran ser incluidas en el índice, cuando se abre una vacante, aumentan su probabilidad de lograrlo sí compran servicios de calificación crediticia que Standard and Poor´s, la empresa propietaria del S&P 500, vende. Adicionalmente, se observa que en los periodos donde hay vacantes en el índice, aumenta la compra de servicios de calificación crediticia a este ente.

 

En octubre de 2021 los profesores Kun Li, Xin (Kelly) Liu, and Shang-Jin Wei afiliados a Australian National University, Monash University, and Columbia University respectivamente, publicaron un papel de trabajo, en el National Bureau of Economic Research titulado: Is Stock Index Membership for Sale?. Este artículo, que aún no ha pasado por el proceso de arbitraje de una revista académica, trae a colación un tema muy controversial, y es el dudar de la objetividad con que se escogen las empresas que pasan a formar parte de un índice bursátil.


Ser parte del S&P 500 es una aspiración natural de cualquier empresa exitosa, ya que al ser incorporada en el índice, se genera un interés entre los inversionistas institucionales que estarían dispuestos a comprar acciones de esta corporación pagando una prima. Esta prima reduce el costo de capital del ente emisor; además las empresas miembros del S&P 500 se benefician de una serie de intangibles asociados a pertenecer a este club tan exclusivo.


Standard & Poor's Financial Services LLC (S&P) es una compañía estadounidense calificadora de riesgos financieros. Es una división de S&P Global que publica informes sobre investigación financiera y análisis de acciones y bonos. S&P es conocida por sus índices bursátiles como el estadounidense S&P 500, el canadiense S&P/TSX, y el australiano S&P/ASX 200. S&P es considerada una de las dos agencias de calificación de crédito más grandes del mundo y junto a Moody´s, acumulan una cuota de mercado del 82%.


Los autores muestran que las empresas que aspiran a ser incluidas en el S&P 500 aumentan su probabilidad de lograrlo, sí compran servicios de calificación crediticia que S&P Global Ranking provee, cuando se abre una vacante. Adicionalmente, se observa que en los periodos donde hay vacantes en el índice, aumenta la compra de servicios de calificación crediticia a este ente calificador y no a su competidor más cercano, Moody´s , que no publica índices bursátiles.


Aunque S&P reconoce que en la escogencia de un nuevo miembro del S&P 500 se sopesan indicadores cuantitativos, como puede ser la capitalización de mercado de las empresas candidatas o su liquidez bursátil, también se toman en cuenta otros criterios, fijados por el comité de calificación de S&P, y que no son del dominio público.


Los autores analizaron, en el periodo 2000-2018, todas las compañías que participaron en el índice S&P 500, basándose en los criterios de elegibilidad reportados por S&P y encontraron que el 38 por ciento de las empresas participantes en el índice, y el 97 por ciento de las que habían sido incluidas por primera vez en dicho periodo, no cumplían con los criterios de elegibilidad explícitamente reportados, por lo que fueron incorporadas en el índice basándose en la discrecionalidad de los miembros del comité que administra este indicador.


Para complicar aún más el problema, Li, Liu, y Wei (2021) encontraron que las empresas incluidas en el índice que no cumplen con todos los criterios de selección explícitamente definidos tuvieron peor desempeño que sus pares que sí los cumplían, o que aquellas empresas que no fueron admitidas en el índice pese a cumplir los criterios mínimos de inclusión.

Indudablemente, sembrar dudas sobre la representatividad de un indicador que sirve de referente a más de 13 billones de dólares invertidos en portafolios que miden su desempeño contra este índice, es un serio problema. S& P se defiende señalando que sus unidades de calificación crediticias y emisión de índices son entes independientes, pero este argumento no es suficiente para responder al cuestionamiento.


Subjetividad en la construcción de un índice bursátil puede conducir a una asignación ineficiente de recursos. Y esto nos lleva a visitar nuevamente el tema de los conflictos de interés que surgen cuando entes privados producen piezas de información que les dan poder sobre el resto de las instituciones. La tasa LIBOR se invalidó como referente en la fijación de tasas de interés, porque quienes la calculaban no resistieron a la tentación de manipularla para su propio beneficio.


S&P tiene derecho a la defensa, y seguramente el papel de trabajo de Li, Liu, y Wei (2021) será revisado muy exhaustivamente antes de ser publicado en una revista académica. Los autores tienen el mérito de poner la lupa sobre un gran tema de interés público.

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