El grupo italiano Agnelli entendió desde muy temprano que para sobrevivir a lo largo de los años, los grupos familiares deben poseer un capital de reserva que cumpla no sólo el propósito de diversificar la riqueza de la familia sino también tener la flexibilidad ser reinyectado en los negocios sí hace falta. Al final, los beneficios que acumulan las empresas familiares, se le “prestan” temporalmente a sus miembros quienes podrán devolverlos a las siguientes generaciones, si así lo decidieran.
Todo en la vida es prestado, todo. Esta frase se la atribuyen a Giovanni Agnelli, conocido empresario italiano, que dirigió el destino del Grupo FIAT entre 1966 y 1996. Como todo líder de un grupo familiar, L´Avvocato Agnelli, nombre con el cual era conocido en Italia, dedicó buena parte de su carrera a dos temas en particular: resolver las crisis económicas que cada tanto tiempo ponían en peligro la estabilidad de su imperio, y garantizar el apoyo de sus parientes a través estructuras de gobierno familiar que le garantizasen el poder absoluto para tomar todas las decisiones relevantes.
Sí algo tuvieron claro los Agnelli, desde los inicios de la industria automotriz es que no era posible acometer el volumen de inversiones requeridos para mantener una posición competitiva sin contar con una base de accionistas no familiares, excelentes relaciones bancarias, y un capital de reserva que cumplía no sólo el propósito de diversificar la riqueza de la familia sino también de ser reinyectado en el grupo automotriz sí hiciese falta.
Para poder mantener bajo control a los accionistas no familiares, los Agnelli siempre mantuvieron el 30 por ciento de las acciones de FIAT, apoyándose además en grupos económicos relacionados que votaban de la misma manera que ellos. Para garantizar la acumulación y gestión del capital de reserva crearon en 1927 un holding para invertir los dividendos generados en el negocio principal, conocido con las siglas de IFI.
La cultura familiar de naturaleza muy jerárquica, concentraba en el líder generacional la toma de las decisiones estratégicas, pero permitía que en el gobierno interno de IFI se oyesen las opiniones de todos los accionistas familiares, las cuales no eran vinculantes. En la medida en que los negocios los permitían, los dividendos repartidos eran suficientes para satisfacer las necesidades económicas de los accionistas.
Cuando un miembro de la familia decidía vender sus acciones, tenía la obligación de hacerlo dentro del seno familiar. En los años sesenta del siglo pasado, cuando los Agnelli comenzaron a cosechar los frutos de la recuperación de postguerra, se implantó una estrategia de expansión en diversas áreas de la actividad económica tanto en Italia como en el resto del mundo, pese al éxito alcanzado previamente, tales adquisiciones requerían de una cantidad de dinero mayor que la acumulada en IFI en ese momento (1968). Por lo que para levantar fondos utilizaron la figura de acciones preferentes, sin derecho a voto, emitidas en el mercado de valores italiano.
En el periodo 1970-2000, hubo momentos de gran prosperidad para el grupo y otros donde estuvieron al borde de declarar a FIAT en bancarrota. Los miembros del grupo familiar inyectaron disciplinadamente recursos de IFI en el negocio automotriz, pero dejaron claro que no siempre estarían interesados en financiar los cambios tecnológicos de esta industria, pues esto implicaría concentrar excesivamente el riego de su portafolio de inversión.
L’Avvocatto Agnelli, aunque todo poderoso, no era sordo y oyó a sus parientes. Por ello, se propuso a encontrar un titán automotriz con quien compartir las grandes inversiones en activos fijos y en investigación y desarrollo. Coquetearon con Ford en la década de los setenta del siglo pasado, con General Motors a principios de este siglo y compraron Chrysler.
Finalmente en enero de 2021, John Elkann, el líder de la quinta generación Agnelli, logró cumplir el mandato familiar al fusionar FIAT con el grupo Peugeot , y formar Stellantis, la cuarta empresa de este sector, que emplea 400 mil personas y aglutina las marcas Jeep, Ram Trucks, Alfa Romeo y Maserati.
El consorcio de inversión IFI, cambió de nombre en 1993 y hoy en día se llama EXOR, un conglomerado que cotiza en bolsa, y de la cual los Agnelli siguen siendo los principales accionistas. En el año 2020 generaron ingresos por el orden de 120 mil millones euros, y ocupan, en un ranking de ventas, el puesto vigésimo octavo a nivel mundial.
L’Avvocatto Agnelli , tenía razón, todo es prestado. El reto es devolver más de lo recibido.
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